Cinco cosas que aprendí a bordo de una moto

La vida, desde el asiento de una moto, luce un tanto diferente. Al menos para alguien como yo, quien apenas debuta como motociclista aficionado. Por una combinación de “factores especiales” decidí estacionar mi camioneta por un tiempo y prestar la moto de Roberto, un buen amigo solidario. Luego de un mes conduciendo esta motocicleta, he disfrutado mucho este medio de transporte, pero me encontré con 5 sorpresas: El aire es impuro. Lo primero que uno siente cuando viaja en una moto es el viento. Como una refrescante brisa a baja velocidad, o como intenso huracán a más de 70 km/h. Pero ese viento nunca viaja solo, acarrea toda clase de partículas, bichos y hasta objetos que molestarán tu cara y castigarán tus ojos, especialmente si no llevas un casco. El aire exterior no solo lleva cosas, también transporta olores, suaves e intensos, a perfume, a comida, a tierra mojada, a leña sobre el fuego, a basura, a zorrillo que terminó sobre el asfalto. Pero de todos los ol...